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Foto del escritorMarisela Fortuny

ARTÍCULO DE ALUMNOS: "UN CAMINO DE IDA" por Cristela Ferreyra


 

 En la búsqueda de capacitaciones que me ofrecieran respuestas o entendimientos de Vida, me crucé con una formación llamada “Facilitador Transpersonal”, que curiosamente comencé. Hoy en día,  poco a poco, a medida que transcurro en ella,  me doy cuenta que el sendero que me muestra y por el cual transito, solo es un camino de ida…un camino transformacional…


 Pero, ¿que es esto de lo transpersonal?, si nos referimos etimológicamente, el prefijo “trans”, viene del latín y significa “más allá de”, “al otro lado de “, o “a través de “, por lo que básicamente significa “a través de lo personal/ de la persona”, “más allá de la personal, o del yo o del ego…”


 EL ser humano en su existencia evolutiva, naturalmente se ha desarrollado “Atravesando” condicionamientos de diversas índoles, algunos limitantes, otros empoderantes. Atravesando condiciones ambientales, sociales, económicas, interpersonales etc., condicionamientos que  han generado y siguen generando recursos, siendo parte del aprendizaje humano, aprendemos de las experiencias, percibimos de distintas maneras el entorno que nos rodea, nos manifestamos con diversas  expresiones en nuestros ambientes, nos identificamos y nos vinculamos con nuestros sistemas familiares, laborales, sociales… en una magnífica red de interrelaciones funcionales a nuestro desarrollo….funcionales a nuestro desarrollo…no, no es un error la repetición… es que me conecta con la pregunta ¿Qué tan funcionales somos?, ¿cómo nos manifestamos en la cotidianidad?, de que manera son funcionales los condicionamientos aprendidos, son basados en creencias limitantes, cumplimos patrones disfuncionales solo por repetición?, nos encontramos varados en gloriosos pasados o en las aguas de la desconfianza?, pero principalmente, ¿somos conscientes de cada vivencia o simplemente incorporamos experiencias en piloto automático?...y en este  instante, cuando surgen las preguntas, inicia el camino, mi camino,  callando, comenzando a observar… pero más aún, observándome…


 Así es, como “Lo transpersonal” comienza su proceso, cuando comenzamos a habitar el escenario de nuestra vida, siendo auténticos protagonistas, cuando comenzamos a ser los jugadores del juego y no meramente las fichas; comenzamos a hacernos cargo de nuestras experiencias, logramos conectar con preguntas tan sencillas pero tan poderosas como por ejemplo ¿A que te comprometes hoy mismo?, ¿En quien te estas convirtiendo de seguir así? … Un proceso que inicia en uno mismo, atravesando nuestro yo o nuestra persona condicionada, conociéndonos en la profundidad de nuestro ser, y así, lograr extender un abanico de condiciones favorables para desplegar nuestros máximos potenciales.


El autoconocimiento interno nos permite comenzar a trascender lo que estamos condicionados a ser, nos lleva a crear una realidad que va más allá de nuestro Ego, de nuestra  identificación del Yo, este autoconocimiento nos convoca a permanentes cambios, a la dinámica de la transformación.

Esta formación de Facilitador Transpersonal, nos invita a algo tan valioso como es el acompañar en este proceso a la persona, sin interpretaciones, sin juicios; y por esta misma razón, “lo transpersonal” debe pasar primero por el facilitador, valorando al Otro como un ser completo, como un legítimo Otro.

Y así es que me encontré no con una mera capacitación de conocimientos a adquirir, sino en y con un Gran Camino de Ida, un Camino Transformacional.

 

 “…mi andar era rígido, lineal y cerrado, hasta que un día trastabillé y caí  a la vereda, hasta ese momento no me percataba del estado de la vereda, ya que mi mirada solo era lineal y rígidamente al frente. Una persona  que circulaba junto a mí se detuvo y con suavidad me tendió su mano, ayudándome a levantarme, al erguirme  me atrapó su mirada profunda y su presencia… automáticamente quedé embelesada con la paz que irradiaba… en ese momento observé… lo hermosa que eran las flores que crecían junto a la vereda, sentí la tibia mañana en que me encontraba… y de esta manera, comencé nuevamente con mi andar, un día observaba las veredas con sus verdes o coloridas flores, otro día observaba también las fachadas y las copas de los árboles y así sucesivamente  descubrí que mi andar se había transformado, ya no era lineal, ya no era rígido, sólo era espontáneo, dispuesto a caminar el sendero que se presentara, aceptando los eventos que se atravesaran…mi andar se había transformado, había trascendido su condicionada linealidad y rigidez, sólo fue necesario un evento para que una persona me mostrara todas las posibilidades del sendero…”




Por Cristela Ferreyra

 Artículos de Alumnos de la Formación de Facilitador Transpersonal.

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