La pertenencia juega un papel fundamental en nuestro bienestar. La necesidad de sentirnos parte de algo más grande que nosotros mismos es inherente a nuestra naturaleza humana. Como seres sociales, anhelamos conexiones significativas y relaciones sólidas que nos brinden un sentido de identidad y propósito. La pertenencia constituye un elemento esencial en el proceso de crecimiento y desarrollo saludable.
Los seres humanos somos interdependientes y estamos formamos parte de múltiples sistemas: la familia, la comunidad , la sociedad en general,etc. Cuando trabajamos acompañando a las personas hacia su mejor versión desde un enfoque sistémico, abordamos los desafíos y las dificultades desde una perspectiva relacional, reconociendo que los problemas individuales a menudo tienen raíces en los sistemas en los que estamos insertos.
Cuando hablamos de pertenencia, entonces, no nos referimos solo a pertenecer a un grupo social específico o tener relaciones personales significativas, sino a un sentido más profundo de estar conectado y ser valorado en los sistemas en los que nos encontramos.
La pertenencia implica sentirnos incluidos, aceptados incondicionalmente y reconocidos en nuestras relaciones y entornos. Es un sentimiento de ser parte de algo más grande , donde nuestras voces son escuchadas y nuestras contribuciones son apreciadas.
En el contexto familiar, por ejemplo, la pertenencia es crucial. Los miembros de una familia necesitan sentir que pertenecen, que son importantes y que tienen un papel significativo en la dinámica familiar. Cuando este sentido de pertenencia se ve amenazado o se pierde, pueden surgir tensiones y conflictos que afectan la salud emocional de todos los miembros. El abordaje sistémico trabaja para reconocer, reconciliar y fortalecer los lazos familiares, promoviendo una disposición y un ambiente donde cada miembro se sienta valorado y comprendido.
Del mismo modo, la pertenencia en la comunidad también juega un papel vital en nuestra salud mental. Todos necesitamos sentirnos parte de una red social y de un entorno en el que nuestras contribuciones sean vistas y valoradas. La falta de pertenencia puede generar sentimientos de aislamiento, soledad y alienación.
La pertenencia tiene un impacto profundo en nuestra identidad personal. Nuestra identidad se construye en relación con los demás, y cuando nos sentimos parte de un grupo o comunidad, esto influye en nuestra percepción de nosotros mismos. Puede ayudarnos a desarrollar una identidad saludable y auténtica, reconociendo el valor y la importancia de nuestra conexión con los sistemas en los que estamos inmersos y la consciencia de no ser islas, de ser en red.
Marisela Fortuny 💎
Consultoría Sistémica y Neuro Contemplativa
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