CUIDAR TU PSICATRIZ NO TE VUELVE EGOÍSTA
- Marisela Fortuny
- 22 jun
- 2 Min. de lectura

Te cuento algo que me pasó y que seguro te va a sonar conocido. A todos nos han lastimado alguna vez, ¿verdad?. Hay heridas tan profundas que es inevitable que dejen cicatrices. Y después de la tormenta, viene la pregunta: "¿Y ahora qué?". La idea de "sanar" está muy distorsionada románticamente, como si pudiéramos borrarlo todo con una varita mágica y volver al punto donde todo estaba bien.
Pero la realidad es que las heridas profundas dejan cicatrices. No se borran, pero tampoco son una condena de por vida. Pensa en una cicatriz de una quemadura; no es bonita, pero es parte de tu historia. Y aprendiste de ella, ¿no? Sabes que no debes acercarte al fuego. Lo mismo pasa con las heridas emocionales.
Cuando algo muy fuerte nos pasa, podemos sentirnos víctimas. Y está bien sentirnos así por un rato. Pero no podemos quedarnos ahí. Sanar no es borrar el pasado, es integrarlo. Es poder mirar hacia atrás y decir: "Sí, esto me pasó, me dolió mucho, pero ahora soy más fuerte por haberlo superado". Es abrazar ese dolor, dejar que las lágrimas fluyan, darle voz a la bronca… hasta que puedas decir: "Esto me pasó, y es parte de mi historia. Y soy quien soy ahora gracias a lo que viví".
De ahí surge el "sobreviviente de...". Ese sobreviviente trae consigo cicatrices. Lucas Casanova, un tipo que sabe mucho de esto, usa la palabra "psicatriz" para referirse a esas marcas que no se ven, pero que están ahí, en lo más profundo. Esas son las psicatrices. Así que tomé prestado el termino, que le pertenece.
Lo más importante es comprender que : nadie va a cuidar de tus psicatrices por vos. Es tu responsabilidad. Es tu trabajo. En mi caso, entender mis psicatrices me hizo darme cuenta de mis puntos débiles, de lo que necesitaba mejorar, y donde y de que modo poner límites. Aprendí a decir "hasta acá " y a cuidarme sin sentirme mal por hacerlo. Y lo más loco es que, en ese proceso, crecí, maduré, y me convertí en alguien mucho mejor. ¡Y también aprendí a ver al otro, a quien me lastimó, como un ser humano vulnerable!. La filosofía de las constelaciones familiares me ayudaron mucho con esto. Puede sonar cursi, lo sé, pero es la verdad. No se trata de justificarlo, sino de comprender. Y ahí, de repente, se abre una nueva puerta.
Cuidar tus psicatrices no es egoísmo, es madurez, responsabilidad. Es amor propio. Es delimitar tu espacio, tu energía, tu tiempo. No te obligues a pasar por cosas que te duelen. Las psicatrices no se ven, por eso vos tenes que cuidarlas. Tenes que aprender a escucharte, a decirte la verdad, aunque duela, y a ser tierno con vos mismo sin exigencias. Es aprender a caminar con tu pasado, más sabio y más entero. Y cada día elegir no repetir los errores de antes
Es decirte con cariño: "Esto me pasó, y por eso me cuido". Porque cuidarte no es un lujo, es un acto de amor profundo. Es honrar la persona en la que te estás convirtiendo. Si estás sanando, recorda: tus psicatrices no son una debilidad, son prueba de que te rompieron, pero que elegiste levantarte. Y eso, amigo mío, eso es amor.
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