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CUENTO PARA DESPERTAR: ESTELA, EL COPO DE NIEVE ÚNICO

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En lo más alto de las montañas, donde el viento canta y la nieve brilla como diamante, vivía un pequeño copo de nieve llamado Estela. Estela amaba a su familia de copos de nieve, aunque a veces sentía que no encajaba del todo. Todos sus hermanos y hermanas eran copos de nieve delicados y tradicionales, con patrones simétricos y brazos intrincados. Estela era diferente. Tenía seis brazos, sí, ¡pero cada uno era diferente del otro! Uno era corto y robusto, otro largo y elegante, y un tercero tenía un pequeño remolino en el extremo.

Estela miraba con tristeza y suspiraba mientras sus hermanos caian en perfecta sincronía.

"¿Porqué me tocó ser así, fallada? ¿Por qué no puedo ser como ellos?", se preguntaba. Un día, mientras la familia Copo de Nieve se preparaba para su viaje a la tierra, la abuela Nieve se acercó a Estela. La abuela Nieve era vieja y sabia, y sus copos eran los más brillantes de todos.

"Estela", dijo la abuela Nieve, "Veo que te preocupa ser diferente. Pero, querida, tu singularidad es tu fuerza."

Estela la miró, confundida. "¿Mi fuerza?¿De qué fuerza me hablas? "Soy rara, estoy harta de ser rara ,yo solo quiero encajar".

La abuela Nieve sonrió. "Mira a tu alrededor, Estela. Cada copo de nieve es único, pero todos trabajamos juntos para cubrir la tierra con belleza. Tu forma tan especial te permite hacer cosas que otros copos de nieve no pueden."

Cuando llegaron al suelo, Estela descubrió que la abuela Nieve tenía razón. Sus brazos únicos le permitieron aferrarse a otros copos de nieve de formas que sus hermanos y hermanas no podían. Ayudó a crear patrones más fuertes y se entrelazaba en la nieve, haciendo patrones maravillosos haciendo que el mundo fuera aún más hermoso. De pronto Estela vio a un par de niños riendo de gozo al contemplar esos patrones en la nieve.

Estela sintió una calidez, que nunca había sentido crecer en su interior.

Se dio cuenta de que su diferencia no era una debilidad, sino una fortaleza. Ella pertenecía, no a pesar de su singularidad, sino con ella, y esto le permitía hacer un aporte especial y único. Y así, Estela el copo de nieve vivió feliz, celebrando su forma única y apreciando el lugar especial que tenía en su familia y en el mundo.


Tal vez te estés sintiendo ,o alguna vez te hayas sentido como Estela, angustiado y sufriendo por esperar encajar ,y te estás limitando de expresar todo el valor que viniste a aportar al mundo. Tal vez , como Estela te estés juzgando de raro, cuando eres simplemente único.



 
 
 

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