VIVÍR PARA AGRADAR NOS ALEJA DE NOSOTROS MISMOS
- Marisela Fortuny
- hace 4 horas
- 2 Min. de lectura

Decir "sì" cuando querías decir "no". Callar una idea,una emoción, alterar una decisión por miedo a lo que puedan pensar los demás ...
¿Te paso? No sos la unica. Todos, en algún momento, caemos en la necesidad de aprobación. Y aunque es natural desear ser vistos, amados o valorados, cuando ese deseo se vuelve un motor que condiciona nuestras elecciones, empezamos a vivir desconectados de lo más valioso: nuestra autenticidad.
¿De dónde viene esta necesidad?
Desde chiquitos, aprendimos que ser amados estaba condicionado: si te portás bien, si no hacés lío, si cumplís con las expectativas. Aprendimos a leer gestos, silencios y recompensas como señales de pertenencia. Y así, sin darnos cuenta, comenzamos a moldearnos para "encajar", adaptándonos a lo que se espera de nosotros en lugar de descubrir quiénes somos realmente. Claro que esto de pequeños es necesario y tiene una función. El tema es que "quedemos atrapados" en esta conducta.
El sistema familiar también cumple un rol importante. Estamos conectados a el, permitime la metáfora , por finos y fuertes "hilos del destino" y a menudo nos quedamos enredados en los hilos del destino . Con una lealtad inconsciente, solemos cargamos con mandatos o formas de vivir que no nos pertenecen. Y buscamos aprobación de figuras que, quizás, nunca pudieron aprobarse a sí mismas.
Vivir para agradar tiene un alto costo:
Cuando actuamos para que nos aprueben, dejamos de actuar desde el deseo genuino. Perdemos espontaneidad. Nos exigimos de más. Nos censuramos. Y lo más triste: empezamos a desconfiar de nuestra voz interna hasta desconocerla en absoluto. Vivimos en alerta, en modo supervivencia emocional.
Además, la aprobación ajena nunca es garantía de paz. Siempre será inestable, cambiante y parcial. Porque el otro mira desde su historia, su dolor, sus necesidades y su mapa mental. Y si depositamos nuestra valía en esas miradas, viviremos en una montaña rusa emocional constante.
¿Cómo empezar a soltar esta trampa?
Observate sin juicio. Preguntate: ¿esto lo digo/hago porque me nace, porque a mí me hace sentido o porque espero que el otro me quiera más?
Honrá tus límites. Decir “no” también es una forma de amarte.
Cuidá tu energía. No todas las opiniones merecen tu atención ni todas las miradas definen tu valor. Una opinión,no es un hecho. Solo es 1 punto de vista.
Recordá tu historia. A veces estamos buscando allí afuera la aprobación que no tuvimos de mamá, papá o alguna figura importante. Llevar luz a eso, desde una mirada compasiva, nos libera. Hacerlo consciente y trabajarlo.
Soltar la necesidad de aprobación no significa volverse indiferente, soberbio o aislado. Significa habitar el centro propio. Vivir desde la coherencia. Pertenecer a los sistemas (cualquiera de ellos) sin dejar de pertenecer a uno mismo. Ser fiel a uno mismo, aunque a veces eso incomode al entorno.Porque cuando uno se aprueba desde adentro, deja de mendigar amor afuera. Y esa, querida alma amiga que me está leyendo, es una de las formas más profundas de libertad.
Marisela Fortuny 💎
Consultora Sistémica y NeuroContemplativa - Facilitadora de Bien Vivir
コメント